SANTIAGO
25 de Junio de 2001
 

Salas de clases se trasladan a los hospitales

A 215 niños que sufren enfermedades de largo tratamiento, las escuelas intrahospitalarias les han permitido el acceso a una educación formal.
por Jimena Campos
Diario Las Ultimas Noticias

La enseñanza en camillas se ha convertido en una alternativa para los cientos de niños que deben permanecer largo tiempo internados en hospitales. Según las cifras del Ministerio de Educación, 215 alumnos asistieron a aulas hospitalarias durante el año pasado, gracias al trabajo de un grupo de profesionales que día a día atienden a pequeños que, por enfermedades o accidentes, ven interrumpida su escolaridad.

Es el caso de Jason, un niño de 10 años que sufre una complicada enfermedad que lo tiene postrado en una silla de ruedas desde su nacimiento. La única escuela que conoce es la del Hospital San Borja Arriarán. "Yo tengo un problema en mis piernas desde que nací y por eso no puedo caminar", cuenta el niño, adelantándose a cualquier pregunta. "Pero ya me estoy parando, y sé que algún día voy a caminar", agrega.

La escuela a la cual asiste Jason depende de la Fundación Educacional Carolina Labra Riquelme, creada en 1998 para ayudar a los menores que permanecen por mucho tiempo en los hospitales y se ven impedidos de asistir a clases.

"Tratamos de imitar la experiencia de España, donde las escuelas hospitalarias se han desarrollado con gran éxito y en Chile han funcionado a la perfección", dice la subdirectora de la fundación, Alejandra Torres.

Reconocimiento

El año 1999 el Ministerio de Educación dio su reconocimiento oficial a las diez escuelas hospitalarias que existen en el país, entre las cuales se encuentran las de los hospitales Pedro Aguirre Cerda, San Borja Arriarán, Luis Calvo Mackenna, Exequiel González Cortés, Sótero del Río, Teletón, Gustavo Fricke de Viña del Mar o la recién inaugurada escuela del Hospital de Talca. (Ver recuadro)

"Los niños asisten a clases en la medida que su tratamiento se los permita. Los que no pueden, porque se ven obligados a permanecer en cama por su enfermedad, reciben la visita de las profesoras a las piezas", cuenta Alejandra Torres.

En una sala repleta de colores, juguetes y libros, estudian los niños de la Escuela Sol Naciente, del Hospital Pedro Aguirre Cerda.

A la mayoría les encanta ir a clases. "Acá se sienten normales, se olvidan de las terapias, de los sufrimientos, de los remedios. Juegan y hacen las tareas como cualquier niño normal", cuenta la profesora Paula Saavedra.

La misma experiencia se vive en la Escuela del hospital Luis Calvo Mackenna. "Nosotras nos sentimos orgullosas de nuestra labor, sobre todo después de saber que uno de nuestros alumnos sacó 845 puntos en la Prueba de Aptitud Académica en la parte matemática. Él tiene leucemia, pero gracias a su esfuerzo y nuestro aporte ha logrado salir adelante", afirma la administrativa Isabel Ríos.

Esa escuela tiene 50 niños matriculados y, por lo mismo, necesita ampliarse. "Se nos hizo muy chico el espacio y por eso tenemos como proyecto crear una multisala para que los niños estén más cómodos", aclara la funcionaria.

Pero no sólo conocimientos reciben los pequeños del Hospital San Borja Arriarán. "Complementamos la educación formal con ayuda sicológica para que los niños y sus padres puedan enfrentar de mejor forma la enfermedad", cuenta Jessica Torrejón, sicopedagoga de la Escuela No. 1679, de ese centro asistencial.

Escuela en Talca

El año pasado, en Talca, más de cuatro mil 500 niños permanecieron en alguna unidad del Hospital Regional, la mitad de ellos en edad preescolar, básica o especial (4 a 14 años). En promedio, cada uno estuvo internado cerca de tres meses y durante un periodo similar en tratamiento ambulatorio, con el consecuente retraso en el logro de objetivos del proceso de formación.

Por esa razón se planteó la idea de crear una escuela intrahospitalaria con el fin de acoger a todos los pequeños que se encuentren internos en el hospital. Hace algunos días esta idea se hizo realidad, gracias al financiamiento del Ministerio de Educación, del propio hospital y de la municipalidad.

La gestora de la iniciativa es la profesora diferencial Aída Muñoz, docente de la Escuela Carlos Trupp de Talca, quien, junto con una auxiliar y otra maestra, enseñan con paciencia y cariño a sus especiales alumnos.

La idea es trabajar estrechamente con los programas del Ministerio de Educación y con las escuela de origen de los niños. Los menores que puedan movilizarse asistirán a clases, mientras que los demás serán atendidos en los distintos pabellones, sin discriminar la patología que padezcan.