Karen (8) y Óscar (14)
son compañeros de curso, pese a la diferencia
de edad. Lo que sucede es que ambos comparten
el hecho de estar internados en el mismo hospital.
Pero más allá de su condición
de pacientes, lo importante es que no han perdido
la de alumnos, ya que ambos asisten a la escuela
hospitalaria que funciona en el Hospital San Borja
Arriarán, en Santiago. El lugar es una
de las tres escuelas dependientes de la Fundación
Carolina Labra Riquelme, entidad creada en 1998
con el propósito de acercar la educación
a los niños hospitalizados. Su labor también
se extiende a aquellos menores que ya han sido
dados de alta, pero que tampoco pueden ir a clases
porque sus tratamientos les impiden asistir regularmente
o porque, debido a su enfermedad, los colegios
no están preparados para atenderlos. La
fundación enmarca su trabajo en la llamada
pedagogía hospitalaria, un concepto educativo
relativamente reciente en el país, pero
con un gran desarrollo en Europa. "Ésta
nace como una manera de prevenir y evitar la marginación
del proceso educativo de los niños hospitalizados",
explica Olga Lizasoain, profesora de la Universidad
de Navarra, España, invitada a la III Jornada
sobre Pedagogía Hospitalaria, que se inicia
hoy en el Auditorio de la Fundación Telefónica.
En España, una de las naciones que están
a la vanguardia en este tema, en 1982 se promulgó
una ley que regula el tema de la atención
pedagógica del niño hospitalizado.
En la actualidad "hay alrededor de 200 maestros
trabajando en casi similar número de aulas
hospitalarias en toda España", precisa
Lizasoain. En Chile el número es mucho
menor. A nivel de hospitales públicos,
existen diez en Santiago y cinco en regiones.
Para promover su desarrollo este año fue
creada la Corporación Educacional para
el Desarrollo de las Aulas Hospitalarias, cuya
presidenta es Sylvia Riquelme, quien ostenta el
mismo cargo en la Fundación Carolina Labra.
"Este tema ha tomado un auge increíble,
porque estos niños tienen la necesidad
de seguir con una vida normal", explica.
Cuestión de equidad La pedagogía
hospitalaria plantea la importancia de la actividad
pedagógica - como complemento de la acción
médica- para prevenir los posibles efectos
negativos que puede originar la hospitalización
en el menor. Como explica Olga Lizasoain, se trata
de cuatro grandes impactos: físico, psicológico
(ansiedad y miedo), educativo (pierde clases)
y social (se aleja de la familia y las amistades).
Alejandra Torres, coordinadora de la Fundación
Carolina Labra, explica que "la vida de un
niño gira en torno a sus actividades cotidianas
y éstas son la casa y el colegio. Son sus
instancias de sociabilización. Un niño
enfermo pierde estos contactos, pero el aula hospitalaria
lo devuelve a una situación de normalidad".
Así, no sólo se consigue la continuidad
del proceso educativo, sino que también
el niño tiene la oportunidad de compartir
con sus pares, lo que constituye una instancia
de apoyo social y sicológico fundamental
para su recuperación. Un estudio realizado
en España demostró que la ayuda
psiquiátrica y el tiempo promedio de hospitalización
aumentaron significativamente cuando los niños
fueron privados durante cinco meses de estas aulas
hospitalarias. Otro ejemplo: el caso de un niño
chileno con cáncer que dejó de vomitar
después de las quimioterapias porque, de
lo contrario, no podía asistir a clases.
Las aulas hospitalarias se caracterizan por la
flexibilidad y adaptación a las necesidades
de su "alumnado". Así, dependiendo
de la movilidad de los niños, las actividades
educativas se desarrollan en una sala o en las
habitaciones. Y como su objetivo es facilitar
la reincorporación del niño al colegio
una vez que ha recibido el alta médica,
las escuelas chilenas cuentan con el reconocimiento
del Ministerio de Educación. Esto significa
que cuentan con un currículum académico
válido y que pueden promover de curso a
los niños. Para que esto funcione se requiere
la coordinación con los colegios de origen,
cuando es posible. Éstos deben enviar las
materias que están pasando para que los
niños hospitalizados puedan trabajar a
la par con sus compañeros de curso. Porque
como precisan en la Fundación Carolina
Labra, "se trata de una cuestión de
equidad. No porque el niño esté
hospitalizado no tiene derecho a la educación,
y ésta debe ser tan buena como afuera".
Capacitación profesional Una de las principales
actividades que se realizarán en la III
Jornada sobre Pedagogía Hospitalaria -
que se inicia hoy y termina el sábado-
es la firma de un acuerdo de cooperación
entre la Corporación Educacional para el
Desarrollo de las Aulas Hospitalarias chilenas
y la Organización de Pedagogos Hospitalarios
de Europa (HOPE), cuyo presidente es el belga
Christian Lieutenant, invitado a la jornada. Lo
anterior debido a la necesidad de contar con profesionales
especializados en esta área. "El profesor
no está en su medio; tiene que trabajar
con el personal de salud, con niños con
diferentes problemáticas sobre las cuales
debe estar en conocimiento para saber cómo
abordar el proceso de enseñanza",
explica Marcela Dedios, de la Fundación
Carolina Labra. A futuro, el propósito
es incorporar cursos de especialización
en pedagogía hospitalaria en las universidades
chilenas. "Muchos profesores aún ignoran
que existe esta forma de ejercer la labor educativa".
EN INTERNET
Organización de Pedagogos Hospitalarios
de Europa www.connect-to-hope.org
Fundación Carolina Labra
www.fundacioncarolinalabra.cl

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